A CERCA DEL CORREGIMIENTO DE LA FLORIDA
DESCRIPCIÓN:
Departamento: RISARALDA
Municipio: Pereira
Corregimiento: La Bella-la florida
Circuito turístico de Oriente
Ubicación: 45 minutos en automóvil desde Pereira, rumbo a la vereda la estrella Morrón
Municipio: Pereira
Corregimiento: La Bella-la florida
Circuito turístico de Oriente
Ubicación: 45 minutos en automóvil desde Pereira, rumbo a la vereda la estrella Morrón
Ruta: La estrella Morrón – La Bella- La Florida
CARACTERÍSTICAS
Circuito turístico de oriente de la ciudad de Pereira,
después de pasar por la Universidad Tecnológica de Pereira se realiza un
recorrido en carro de aproximadamente 45 minutos por camino veredal,
donde se observan cultivos de flores, condominios, spa y fincas
campesinas, luego se llega a la finca integral de la Alcaldía de Pereira donde
se cuenta con huertas demostrativas y se hacen procesos de capacitación a
través del Sena y los programas para el desarrollo social, luego se parte hacia
la vereda la Bella allí se observa gran diversidad de cultivos de verduras,
especialmente de cebolla en rama de donde se provee los principales
supermercados y centrales de abasto de la ciudad.
Llegando a lo alto de la vereda se observa la cuenca del
rio Otún por donde se desciende a través de camino veredal con cultivos, lagos
de pesca, zonas de guadua hasta llegar a la Vereda La Florida donde se puede
degustar de ricas tortas de trucha con chocolate o agua panela.
Esta ruta es muy utilizada por amantes al ciclo montañismo, por su belleza paisajística y las facilidades del camino.
Esta ruta es muy utilizada por amantes al ciclo montañismo, por su belleza paisajística y las facilidades del camino.
Tiempo real de caminata 2 horas, Grado de dificultad
bajo, pueden ir niños mayores de 7 años, jóvenes, adultos y personas de la 3ª
edad.
Se encuentra al oriente de la ciudad de
Pereira
El Cañón del Río Otún
[Corredor Turístico La Florida] nos brinda:
La Laguna del Otún, localizada en el Parque Nacional Natural Los Nevados, cuyo escenario ofrece la posibilidad de apreciar al Cóndor de Los Andes y conectarse con un espíritu bucólico, contemplativo, al caminar e instalar camping en espacios adaptados para ello.
El Refugio de La Pastora, instalado en el Bosque de Niebla del Río Otún, con una gran riqueza en biodiversidad y ecosistemas frágiles.
El Cedral, sede de la Antigua Estación Piscícola, hoy en día en propiedad de la empresa Aguas y Aguas, nos ofrece el Árbol de Boré (entramado de raíces con una altura aproximada de 12 mts.; este individuo arbóreo abraza a otro y su desarrollo acelerado comparativo genera la muerte del huésped; en su
dosel, el Árbol de Boré se hace frondoso), con atributos de extraordinaria belleza y rasgos ecológicos intrínsecos de suma particularidad.
El Cañón del Río Otún
[Corredor Turístico La Florida] nos brinda:
La Laguna del Otún, localizada en el Parque Nacional Natural Los Nevados, cuyo escenario ofrece la posibilidad de apreciar al Cóndor de Los Andes y conectarse con un espíritu bucólico, contemplativo, al caminar e instalar camping en espacios adaptados para ello.
El Refugio de La Pastora, instalado en el Bosque de Niebla del Río Otún, con una gran riqueza en biodiversidad y ecosistemas frágiles.
El Cedral, sede de la Antigua Estación Piscícola, hoy en día en propiedad de la empresa Aguas y Aguas, nos ofrece el Árbol de Boré (entramado de raíces con una altura aproximada de 12 mts.; este individuo arbóreo abraza a otro y su desarrollo acelerado comparativo genera la muerte del huésped; en su
dosel, el Árbol de Boré se hace frondoso), con atributos de extraordinaria belleza y rasgos ecológicos intrínsecos de suma particularidad.
Complementariamente,
esta zona brinda una Fuente de Agua de Soda,
rica en hierro adherido a las algas y cuyo espectro de luz reflejada por los
sedimentos resultantes arroja un color ferruginoso (color con matiz terracota);
con un considerable contenido de sodio y carbonatos en solución, la fuente
produce un agua efervescente que posee propiedades digestivas (como una Agua
Carbonatada, p.e. la tradicional Bretaña).
La Suiza, zona especial adecuada con una satisfactoria infraestructura de alojamiento y óptima para la instalación de conversatorios; conexa al Santuario de Flora y Fauna Otún-Quimbaya, de amplio valor ecosistémico por su naturaleza frágil, hábitat de especies vulnerables y biodiversidad beneficiada por modelos de manejo especial, como Área de Protección de escasa presencia en la región.
El Albergue de San Marcos es una casona centenaria de arquitectura Mudejar, con un Minarete (torre de observación); en sus predios se encuentra el Petroglifo de El Cucaracho, concebido en el imaginario popular con diversas leyendas. Espacio propicio para la instalación de una modesta y respetuosa zona de camping.
La Suiza y el Santuario de Flora y Fauna Otún-Quimbaya albergan senderos con una amplia gama de especies, entre ellas algunas representativas de mariposas con un inmenso valor de belleza contemplativa.
En continuidad con el recorrido, en sentido oriente/occidente, se alcanza a La Florida, centro poblado con una vida rural tranquila y una amplia oferta de bienes, productos y servicios asociados al
desarrollo agrario, convertida en una valiosa despensa alimentaria para Pereira.
A 10 mins. aproximadamente, en dirección norte hacia a Rosa se halla el Petroglifo de La María, con numerosos grabados en la roca, de origen Quimbaya, lo cual presupone un valor de asentamiento histórico patrimonial propicio para la investigación arqueológica y la comprensión de las raíces del pasado en relación con nuestra vida contemporánea.
La Suiza, zona especial adecuada con una satisfactoria infraestructura de alojamiento y óptima para la instalación de conversatorios; conexa al Santuario de Flora y Fauna Otún-Quimbaya, de amplio valor ecosistémico por su naturaleza frágil, hábitat de especies vulnerables y biodiversidad beneficiada por modelos de manejo especial, como Área de Protección de escasa presencia en la región.
El Albergue de San Marcos es una casona centenaria de arquitectura Mudejar, con un Minarete (torre de observación); en sus predios se encuentra el Petroglifo de El Cucaracho, concebido en el imaginario popular con diversas leyendas. Espacio propicio para la instalación de una modesta y respetuosa zona de camping.
La Suiza y el Santuario de Flora y Fauna Otún-Quimbaya albergan senderos con una amplia gama de especies, entre ellas algunas representativas de mariposas con un inmenso valor de belleza contemplativa.
En continuidad con el recorrido, en sentido oriente/occidente, se alcanza a La Florida, centro poblado con una vida rural tranquila y una amplia oferta de bienes, productos y servicios asociados al
desarrollo agrario, convertida en una valiosa despensa alimentaria para Pereira.
A 10 mins. aproximadamente, en dirección norte hacia a Rosa se halla el Petroglifo de La María, con numerosos grabados en la roca, de origen Quimbaya, lo cual presupone un valor de asentamiento histórico patrimonial propicio para la investigación arqueológica y la comprensión de las raíces del pasado en relación con nuestra vida contemporánea.
“Detengan a ese niño, atrápenlo” grita
efusivamente el inspector de la estación del tren. Hombre de uniforme azul,
singular bigote, pierna izquierda ayudada por un artefacto mecánico. Individuo
amargado por las secuelas de la gran guerra. Damas y caballeros suben y bajan
del tren. Él junto con su perro doberman abren paso en medio de la agitada
estación parisina, corren tras Hugo Cabret; un niño huérfano, fascinado por las
producciones de Georges Méliès y empeñado por reparar a un autómata. Hugo
tropieza con la gente. Sabe que si lo atrapan será el fin. Una imagen ajena a
la película me saca de la misma. Es una señora de contextura gruesa, también
pasa corriendo delante de la proyección. Se conjugan entonces las imágenes. Por
un momento imaginé que era parte del filme. Jóvenes en su bicicleta, niños
correteando, pelea de perros, carros que piden el paso, toca correr las sillas
para permitir el acceso. A mi lado escucho discretas risas, miradas absortas
ante los cuadros del “Viaje a la luna” de Méliès, crujido de papitas. Descubro
allí sentado en una banca de madera a Martín Abad, un artista de la región,
fiel asistente a las proyecciones. Hugo Cabret, personaje principal de la
película, contempla desde el gran reloj las cientos de historias que se tejen
alrededor de la estación del tren, así observo las tantas historias que se
pueden tejer mientras se ve un filme en el Cine Club La Florida.
Diego Alejandro Hoyos Ramírez, joven
cinéfilo, coleccionista de Long Play y seguidor de “Buster Keaton” es oriundo
de Guática, municipio de Risaralda. Es el dueño del Cine Club. Proyecto gestado
hace tres años para la Florida. Corregimiento ubicado en la cuenca media del
río Otún en el sector nor-oriente de Pereira. Allí todos los viernes en la
noche instalan un telón y un video proyector en la calle, entre el colegio
Héctor Ángel Arcila y el café Vino tinto. “Las programaciones de la ciudad son
para la ciudad” profiere Diego, “por eso decidí abrir ese espacio para los
habitantes de la Florida, especialmente para los niños, aunque confieso que es
interesante ver gente que sube de Pereira a disfrutar de las películas” añade.
“Abandoné la charla sobre los filmes. Hay
otro tipo de foro, antes o después de la misma, ni siquiera en el marco de la
película, la misma charla se genera en la cotidianidad, en la vivencia del día
a día, interactuando con los niños. Cuando se acercan y me preguntan por la
próxima película o cuando ellos me hacen comentarios de las mismas.” Comenta
Diego. Una canción de Louis Armstrong lleva el ritmo de la conversación. Los
sonidos de la trompeta y el saxofón hacen más cálido el ambiente.
“yo soy muy romántico” declara Diego, al
mismo tiempo hace un ademán con la intención seguida de aclarar la palabra
“romántico”. “Cine 35 mm, el sucio de la cinta que se refleja en la pantalla,
el peculiar sonido del rollo, solo en una sala de cine y sin crispetas” dice,
mientras sonríe con sus ojos. Recuerdo un cuento de Andrés Caicedo “Destinitos fatales”,
sobre un hombrecito que le gusta el cine y funda un cine club. Nos reímos. La
conversación nos lleva a hablar un poco de Cali en las décadas de los 60 y 70,
del devenir cultural de esta ciudad y de la marca que dejaron los apasionados
por el séptimo arte. “Caliwood como lo llamaba el grupo de Cali; Carlos Mayolo,
Luis Ospina, Andrés Caicedo,…” comenta entusiasmado. Ahora suena una canción de
Adele “Rolling in the deep”.
Diego no sólo está a cargo del cine club,
también tiene una biblioteca para la comunidad. Cuenta que un día decidió
compartir sus obras literarias con los demás. Inició con 200 ejemplares,
aproximadamente. Así nació su otro proyecto, seis meses después de abrir el
cine club. Diseñó los avisos “Biblioteca”, “se reciben donaciones de libros” y
los fijó en su tienda. Ahora cuenta con más de 2.500 libros. “Me gusta que se
pierdan los libros” señala. Lo miro con sorpresa. Diego sonríe y me explica.
“Cuando echo de menos algún libro, sonrío, eso significa que la biblioteca se
está moviendo, porque sé que hay alguien que quiso ese libro para sí mismo… los
libros no tienen polvo ni telarañas, por lo menos son ojeados”.
Tres estanterías de dos metros por metro y
medio, y de siete niveles cada una están llenas de literatura universal, desde
los clásicos griegos hasta literatura contemporánea. Colecciones amplias de
Salvat y Oveja Negra. Entre otras editoriales. Con sus amigos ha organizado
clubes de lectura. “Leer poesía al lado del río, viendo el atardecer en alguna
montaña en medio de la lectura de algún cuento e incluso leer en la misma
calle” relata Diego mientras mezcla su capuccino, un suave olor a canela emana
de su taza. Hace frio.
Diego logró
articular junto con el Colegio del corregimiento, el proyecto de servicio
social, es decir estudiantes de último grado trabajaban para la comunidad a
través de la atención al público en la biblioteca. Lamentablemente esta alianza
no puedo continuar, no obstante la biblioteca sigue abierta a la comunidad.
También en algún momento se generó un acercamiento con el programa Biblioteca
Satélite. Dicho acercamiento dio pocos frutos. Sin embargo no son un tropiezo
para continuar con la empresa de hacer soñar a través del cine y la literatura.
Observo la
decoración del lugar; algunos libros sobre un baúl con adornos en cobre y
cuero, la efigie de Buda en miniatura, una máscara tribal tallada en madera, la
réplica de un cuadro bizantino de la virgen del “Perpetuo Socorro”. “Roxanne, you don´t have to put on the
red light” suena la canción The Police. Mientras tomo café
brandy, le pregunto a Diego ¿Usted va seguido a Pereira? Y responde “voy muy
poco, no me hace falta, aunque bajo a Pereira para estresarme un poquito, llevo
diez años viviendo aquí” Sonríe. Mientras hace el contraste de los citadinos
que suben a la Florida para desestresarse.
Diego al igual
que el personaje que visita de niño la casa de grabaciones de Georges Méliès
quedó atrapado por la cinematografía, aunque confiesa que su encuentro con el
cine fue un poco tardío. Tal vez, por eso lleva a la gente la magia del cine
para que se disfruten y se familiaricen con el séptimo arte. Pero también él es
un monsieur Labisse, el librero de la película “La invención de Hugo Cabret”
quien presta u obsequia un libro.
Finalmente, nos
despedimos con un abrazo y una fotografía. Diego recoge el telón, el video
proyector, guarda las sillas rimax, además de la banquita de madera. Mientras
piensa, quizá en la película para el próximo viernes. También me despido de la
Florida con la intención de volver. Entre tanto recuerdo un fragmento de la
película; Georges Méliès le dice al niño “La vida me ha enseñado que los
finales felices solo existen en las películas”, Hugo Cabret le responde “La
historia no ha terminado todavía”.
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